viernes, 24 de junio de 2011

La Brecha Digital


Publicado originalmente el jueves 23 de junio en la versión impresa del Diario Jaén.
Te levantas una mañana, siempre al alba y con el ruido de los animales, agarras las sandalias y recorres diez kilómetros para llenar con agua de un reseco y contaminado arroyo lo que fue alguna vez un bidón de gasolina. Esta situación no puede seguir así, piensas. El país está roto, una nueva milicia amenaza con el enésimo golpe de estado. ¿Cómo conseguirán tantas armas?, te preguntas (no sabes que tu país es rico en coltán y que las empresas occidentales que lo explotan no piensan pagártelo, por no saber no sabes ni leer ni escribir, ni hay una escuela ni habrías tenido nunca el lujo de poder pisarla). Lleno de miedo y hambre, emprendes el viaje que debe llevarte al siempre comentado paraíso (el de una Europa que por muy lejos que esté y que por muy difícil que se presente, no puede ser peor que este infierno). Cruzas un mar negro para arribar a otro planeta. Máquinas voladoras de ruidos ensordecedores y luces cegadoras, individuos ataviados con ropas extrañas y que son capaces de coordinarse en la distancia y a través de aparatos sin hilos. Miles de pantallas con cientos de miles de rostros y números. Personas que te interrogan mientras miran a un monitor y dan golpes a decenas de botones sobre una gran pieza de plástico. ¿Para que servirá todo aquello?, te preguntas.
A los problemas clásicos que pueden tener los países más desfavorecidos, se suma el que hoy me ocupa y que no suele tenerse en cuenta. Supongamos que la intención de los gobiernos del primer mundo es la de equilibrar las economías de todos los países del globo con tal de hacerlo todo más justo e igualitario. Siempre se habla de no dar agua sino pozos, de no dar comida sino huertos, sin embargo, no suele hablarse de acompañarlo todo de equipamiento informático con acceso a Internet. A muchos puede sonarle a risa, pero refiriéndonos a la igualdad que antes citaba, ¿cómo puede un país sin ordenadores, teléfonos móviles o sencillamente sin infraestructura ni conocimientos para sostener algo de esto, luchar contra quien sí lo tiene todo?
A la tarea de solventar entre otros este problema, se dedican organizaciones como por ejemplo Informáticos Sin Fronteras (que mantiene una importante relación con la provincia de Jaén, aún siendo originaria de Ginebra). Desde aquí os animo a colaborar con ellos o con muchos otros, y les doy a todos mis más sincero y humilde apoyo.

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