viernes, 29 de octubre de 2010

Buy It, Use It, Break It, Fix It, ...


Hará no más de quince días, convencí a mi hermano de que por fin debíamos ver 2001: Una odisea en el espacio (también se la conoce como 2001: Una odisea del espacio). Recomiendo la película avisando a los menos cinéfilos de que se trata de un título de 1968. No pretendo escribir hoy una crítica, mi intención es la de comentar la idea que se me vino a la cabeza mientras visualizaba una de sus más famosas escenas.
Al principio de la historia, una serie de homínidos son los protagonistas. Subsisten como pueden, aferrados a un pequeño charco de agua donde beber. Cada vez les resultará más difícil protegerlo hasta que casualmente, chocando un hueso de lo que fue algún animal, contra un cráneo que también yacía junto a otros huesos, descubren una primigenia arma que emplear contra los asaltantes de su reserva de agua. Fue justo aquí cuando, mientras aquel ser se agitaba de forma compulsiva al son que blandía su recién descubierta arma, me reí imaginándolo bailar al son de Technology.
No pretendo faltarle el respeto a Stanley Kubrick sino reivindicar un himno de la tecnología como es este tema de Daft Punk. Porque supongo que Kubrick pretendía representar el despertar del espíritu humano a partir del descubrimiento de las herramientas, y Daft Punk coincide en la importancia de la tecnología en la evolución de la humanidad titulando el disco que contiene el tema Technology, Human After All.
Para mi dos genios del mismo calibre
(o mejor dicho tres). Si alguien se anima a mezclar música e imágenes, que por favor me enlace el resultado. Mientras tanto, os dejo con el tema que cabría esperar.
Technology - Human After All (Daft Punk). Una vez abierto Spotify, haced doble clic sobre el tema seleccionado.

lunes, 25 de octubre de 2010

El Sesenta Aniversario de Snoopy


Hace sesenta años que Charles Schulz regaló a Charlie Brown (o quizás fuera al contrario) un perro Beagle llamado Snoopy. Sesenta años, que se dicen pronto. Sesenta años de un perro acompañado de unos amigos que hablaban de psicología y temas adultos, en unos dibujos de lineas torcidas y desaliñadas, coloreados con tonos pastel y acompañados de música jazz. Siempre me ha encantado Snoopy, me recuerda a mi infancia. 
Es ahora cuando estaréis pensando, si es la tecnología el leitmotif de este blog, ¿qué tiene que ver Snoopy con la misma? Tiene que ver con un par de cosas. Empezando por lo curioso, seguro que muy pocos conocen de la existencia del Premio Snoopy, que otorga la NASA a sus empleados, propios o subcontratados, en relación a su excelencia en el campo de la seguridad en las misiones, y que consiste en una insignia que muestra a un Snoopy enfundado en un traje de astronauta. En cuanto a lo segundo, con motivo del sesenta aniversario que os comentaba, Apple abrió su keynote del pasado miércoles veinte de octubre con el originalmente titulado, “Charlie Brown Theme”, y esto no dejaría de ser un homenaje más sino es porque, el presumible hastío de una conferencia matutina centrada en la tecnología, pasó a sonar a todas las buenas sensaciones de aquellos despreocupados momentos en los que leías sobre Snoopy, Charlie Brown, Peppermint Patty, Linus, Sally, Lucy, ... Porque si los buenos profesores hacen comestible la lección más indigesta, los buenos maestros de ceremonias, como Steve Jobs, pueden hacer entrañable una reunión publicitaria sobre mundo de la informática.
Me sumo al homenaje e inauguro con esta entrada la costumbre de terminar de vez en cuando con una canción

Peanuts (Linus and Lucy Theme) - The TV Theme Players (All-Time TV Hits). Una vez abierto Spotify, haced doble clic sobre el tema seleccionado.

jueves, 21 de octubre de 2010

Pereza y Control Social en Internet


Hace unos días escuché un comentario que me ha motivado a escribir esta entrada. En el programa que presenta, Bruno Cardeñosa se refería a la posibilidad de que para muchos usuarios la navegación a través de Internet quedase en poco tiempo condicionada a la consulta de lo contenido en las redes sociales a las que pertenecen, o incluso tan sólo a la revisión de los escritorios de sus perfiles en las mismas (véase el muro de Facebook).
Este no es un tema nuevo y si lo traigo aquí no es por descubrirlo sino por comentarlo. Internet es un cúmulo cuasi infinito de enlaces. Si uno piensa en qué supone un nuevo elemento cuando se introduce en la madeja de hilos que se entremezclan en lo que es la red de redes, seguro que desiste en la intención de que alguien termine encontrándolo. Hace años, surgidos los buscadores y caídos en decadencia los directorios, ya aparecieron voces avisando de que Internet quedaría reducida a Google, Yahoo y otros buscadores, y que esto les daría demasiado poder a las empresas que los mantuvieran. Avisaron y con razón, Google es hoy una de las empresas más poderosas del mundo y no aparecer en sus búsquedas es poco menos que no existir. Ahora quienes contrastan noticias entre varios sitios y obtienen resultados a partir de búsquedas complejas en diversos buscadores, son tan pocos que podrían compararse con quienes piden cita para visitar los archivos de las bibliotecas municipales. No pretendo demonizar ninguna tecnología, los buscadores mejoraron la navegación y las redes sociales nos contactaron con nuestros conocidos, sin embargo, si el aprovechar este dejadez nuestra a la hora de consumir información se puede convertir en una herramienta de control social, Amnistía Internacional debería hacer campaña por que lleguemos siempre al menos hasta la cuarta página de resultados en Google.
Escribo esto en los primeros años del boom de las sociales en Internet. A estas alturas ya son muchas las veces en las que en búsquedas a través del buscador de turno, te topas con sitios alojados en una red social y que sólo pueden consultarse bajo previo ingreso en la misma. Hoy Google discierne sobre lo mejor y lo peor de Internet, de la versión digital del mundo. Hoy hace falta pensar unas palabras, mandarlas a buscar y cotejar no más de los tres primeros enlaces. Si redes sociales como Facebook no muestran su contenido a los no registrados, si te ofrecen tus intereses al lado de tu foto y sin buscarlos, pudiendo ser el mundo aún más cómodo, ¿dudáis que mañana sean redes sociales quienes disciernan sobre el bien y el mal en el mundo? Lo decidan unos u otros, prefiero decidirlo yo mismo.

lunes, 18 de octubre de 2010

Una Puñetera Mosca


Un compañero de la universidad solía comentarme sorprendido el hecho de que los perros más pequeños y aparentemente inofensivos acostumbren a ladrar más que ningún otro tipo de perros. Le llamaba especialmente la atención el hecho de que fueran capaces de encararse a perros mucho más imponentes que ellos. Aludiendo al instinto de supervivencia que debía existir en aquellos perros enclenques y tremendamente escandalosos, el hecho de que un perro peligroso, al ser verbalmente agredido, pudiera casi comerse de un bocado a su insignificante agresor, no le cabía en la cabeza.
Una duda similar es la que hoy me asalta. Desde que entré en esta habitación desde la que escribo estas líneas, una mosca me ronda cual satélite de mi persona. Y no puedo más que acordarme de mi amigo y de Charles Darwin, y de las tortugas de las Galápagos y del HMS Beagle y de la madre que la parió. ¿Acaso no entiende que no hace más que honores de cara a que la gasee o la aplaste? Porque me duché esta mañana y no creo que de toda la casa venga a ser yo mismo el lugar más nutritivo. Hay comida en la cocina y hace suficiente calor en ella. ¿Por qué tanta insistencia?
Mi amigo defendía que el comportamiento de aquellos perros no era consecuente con la supuesta predisposición a sobrevivir a toda costa con el sólo hecho de perpetuar la especie; y la verdad es que a esta mosca no la elegiría como un referente en manuales de supervivencia. Se empeña erre que erre en rondar a quien seguramente sea la última compañía que tenga. Quizás sea realmente consciente la Gaia de James Lovelock y con esta mosca kamikaze se esfuerce hoy por tocarme las narices. Sea como fuere, hago mía la duda de mi amigo y concluyo, no sin dejar de buscar de reojo alguna cosa con la que aplastar a mi incómoda compañera, si la naturaleza diseña tan mal su propia tecnología, no me extraña que salga así la nuestra (en casa del herrero cuchara de palo).

jueves, 14 de octubre de 2010

Sondas de Von Neumann



El (según Wikipedia) jovial, inteligente, optimista, vividor y mujeriego John von Neumann zu Margaritta, nació en Budapest el 28 de diciembre de 1903. Húngaro de nacimiento, aunque también obtuvo la nacionalidad estadounidense, es por todos los que hemos estudiado ingeniería en informática, conocido como el genio matemático que desarrolló durante la segunda guerra mundial y en la Universidad de Princeton, el primer ordenador electrónico.
Multidisciplinar, John (del apodo de János, “Jancsi” y más tarde “Johny”) se interesó por la mecánica cuántica en cuanto a física se refiere. Como matemático trabajó en lógica y en economía. Sentó muchas de las bases de la ciencia de la computación (el mundo anglosajón conoce a la informática por el nombre de computer science) y trabajo en armamento. Incluso transcendió más allá para interesarse por el humanismo en forma de política y asuntos sociales. Más conocido por unas implicaciones que por otras, su muy desapercibida relación con la exploración espacial es la que hoy aquí me emplaza.
A través de mi programa de radio predilecto, La rosa de los vientos, llegué a la obra Hiperespacio y por ende a Michio Kaku. Enlazando con los anteriores párrafos, en el citado libro se habla de como von Neumann (...) “demostró rigurosamente que podrían construirse robots o autómatas con capacidad de autoprogramarse, autoreparse e incluso crear copias de sí mismos.” En relación con el título de esta entrada, es a continuación cuando pasa a hablarse de las denominadas sondas de exploración espacial de von Neumann. (...) “Por consiguiente, Barrow y Tipler sugieren que las sondas de von Neumann funcionarían con amplia independencia de sus creadores. Estas pequeñas sondas serían muy diferentes a la generación actual de sondas Viking y Pioneer, que son poco más que máquinas pasivas y preprogramadas que obedecen órdenes de sus dueños humanos. (...) Entrarían en nuevos sistemas estelares, aterrizarían en los planetas y excavarían el suelo en busca de metales y elementos químicos apropiados. A continuación crearían un pequeño complejo industrial capaz de manufacturar numerosas copias robóticas de sí mismas. Desde estas bases, serían lanzadas más sondas de von Neumann para explorar más sistemas estelares. (...) Al ser autómatas autoprogramados, estas sondas no necesitarían instrucciones de su planeta paterno; explorarían millones de sistemas estelares con su propia autonomía, descansando sólo para transmitir periódicamente por radio sus hallazgos. Con millones de estas sondas de von Neumann dispersas por toda la galaxia, creando copias de sí mismas a medida que “comen” y “digieren” los compuestos químicos de cada planeta, una civilización inteligente sería capaz de ahorrar el tiempo desperdiciado en explorar sistemas estelares sin interés.”
Von Neumann nos sugiere máquinas que adapten su construcción a las yermas y muy distintas condiciones del espacio. La idea me parece totalmente distinta a la tendencia actual. John von Neumann nos propone una tecnología que se desarrolle autónoma por ensayo y error tantas veces como sea necesario. La vida se ha asentado en esta determinada región del espacio a través de la misma técnica.
Si aún hoy no hemos superado el Saturno V de Wernher von Braun. Si la genialidad de John von Neumann es por todos reconocida. Si los organismos vivos nos demuestran que esta forma de expansión es quizás la única posible. ¿Por qué no experimentar la idea de las sondas de von Neumann? Con la informática demostró estar por delante de su tiempo, ¿cuán lejos de su época estaría realmente la mente de John von Neumann?

domingo, 10 de octubre de 2010

Tus Feeds por la Pared de tu Casa


Si tuviera los suficientes conocimientos en electrónica no dudaría en desarrollar un ingenio que seguro hacía las delicias de más de uno. Para explicar esta idea, necesito que penséis en estos paneles de LED que anuncian las cotizaciones de los distintos valores bursátiles. Siempre me ha encantado ver todos esos datos avanzando sin descanso a lo largo de una línea de luces. Creo que es hasta algo hipnótico el mirarlos. Aunque no hayas invertido nada, esperas a ver cual es el valor que más sube o los valores que te suenan de algo.
Una vez que tenéis en mente este panel de luces del que os hablo, ¿por qué no mostrar en él información que nos sea más interesante?, ¿por qué no ir mostrando todos los feeds a los que estamos suscritos? Imaginad ahora el pasillo de vuestro piso o la pared de vuestro salón, envuelta por el mismo panel luminoso que cubre las paredes de todas las bolsas del mundo. Imaginad que este panel muestra todas las noticias que os interesan, según se van publicando. “El partido tal y cual gana las elecciones”, “Presentada la nueva aplicación de tal empresa”, “El equipo patatín golea por tres a cero al equipo patatán”, “Tu amigo tal y cual ha actualizado su perfil”. No sé a vosotros, pero a mi me encanta la idea.
Volviendo a la realidad, si ya muchas cosas relativas a mi ámbito se me escapan de las manos, no hablemos de las que pertenecen a sectores que no son el mío, como es en este caso el de la electrónica. Tendré que resignarme a esperar a que alguna empresa desarrolle la idea. Al menos acabo de leer sobre algo así en foros y hasta he encontrado el vídeo de un prototipo enlazado a Digg. En fin, si alguna vez os animáis a construirlo, o si alguna vez lo comercializa alguna despiadada multinacional, recordad que yo quiero uno.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Mírame Pero No me Toques


Hay veces en las que una visita a una superficie comercial produce que una idea se pasee incesantemente por mi cabeza al son de mis pasos y vistazos a lo largo y ancho de sus pasillos, ¿acaso se esfuerzan en que no les compre?
Esta entrada inaugura un tema que se tornará pronto recurrente entre las líneas de este blog.
Como para la mayoría de los consumidores, es para mí una necesidad el probar determinados productos antes de adquirirlos. Esta realidad se me antoja tan obvia que no deja de sorprenderme la actitud de muchos vendedores a este respecto. Entremos en centro comercial cualquiera y vayamos a su sección de informática. Visualicemos nuestro objetivo, vamos a comprar un ordenador portátil.
Enfilando el pasillo dedicado a ordenadores portátiles, nos embriagamos de sus características. Cientos de gigas de disco duro, ingentes cantidades de gigahercios a los que funcionan impronunciables procesadores de incomprensibles características, pantallas tan grandes que nos hacen dudar de su supuesta portabilidad y pensar en nuestra espalda. Respiramos un momento, la información no debe abrumarnos, venimos informados de casa. Sin embargo, dudamos entre dos modelos y tan sólo la experiencia de verlos al natural y tocarlos, podrá sacarnos de dudas. Localizamos al fin los susodichos y descubrimos horrorizados que una sucia y rayada tapa de plástico, que parece haber servido en algún lugar de la carnicería y haber llegado hasta allí arrastrándose por el suelo del local, desluce el aspecto original de los aparatos e impide que los manipulemos con normalidad.
Existe otra situación igual de flagrante. Situémonos ahora en una tienda de telefonía de estas que tienen todos sus productos colgados de una pared. En esta ocasión queremos comprar un teléfono móvil. Ahora parece que sí podemos verlo y tocarlo todo con normalidad. Nos acercamos confiados de por fin poder salir de dudas manipulando los propios aparatos, cuando notamos que son réplicas de plástico o incluso de cartón. ¿Acaso estamos en un videoclub y son las cajas de las películas que alquilan? He llegado a ver como gente exige al dependiente que, cuando rellene con sus circuitos el suyo, no escoja uno de los rayados de la pared.
Tan sólo quiero comprar un producto sin tener que llamar a un dependiente que me clave los ojos e interrogue mientras lo manipulo, sin que salte la alarma de toda la tienda con sólo tocarlo y sin tener que leer carteles de no tocar. ¿Acaso no hay otras formas de seguridad? ¿Acaso no están diseñados sus productos para ser manipulados por sus clientes? ¿Acaso tendría que quejarme de esto en un concesionario de coches o en una tienda de ropa? Viendo a la gente arremolinada en torno a los stands de Apple, al César lo que es del César, no entiendo como no se dan cuenta.

P.D.: Sé que la señal que encabeza la entrada indica prohibido pasar. La he elegido porque si te imaginas que es alguien con la boca abierta, la mirada perdida y sólo pensando en abalanzarse sobre algo, queda mucho más gráfica que la de no tocar.

sábado, 2 de octubre de 2010

Arcade 80’s Trunk


Hoy traigo un aparato con el que decoraría gustoso mi casa, la Arcade 80’s trunk. La cual podéis admirar al ritmo dance del tema Sparks de Röyksopp, en la Web de Pinel & Pinel. El gadget en cuestión cuenta con un fantástico diseño de toque retro y sirve como máquina recreativa y como sistema de alta fidelidad.
Con varios colores para elegir, que pueden personalizarse, cuenta con cubiertas en piel de cuero, cocodrilo o zapa. Los materiales se encuentran pegados y cosidos a la caja del aparato, la cual se está construida en madera de alta calidad. Igualmente, existen dos modelos disponibles para escoger, el Classic y el GT.
En cuanto a su función como máquina recreativa, cuenta con sesenta títulos clásicos entre los que se encuentran Pacman, Space Invaders y 1942. Todos ellos serán reproducidos por una pantalla LCD de resolución 1080p.
Con unas características técnicas sobresalientes en el sistema de sonido, que no deslucen la categoría del artilugio, éste cuenta con un conector que exclusivamente permite acoplarle un iPhone o un iPod.
Llegados a este punto toca hablar de la pega que cualquiera esperaría oír, su módico precio de 13.500 euros. Un coste que se antoja desorbitado pero que no sorprenderá a los que ya conozcan esta marca, que fundada por el diseñador Fred Pinel, conocido por sus maletas y accesorios de lujo, ha colaborado con Christian Lacroix, Paco Rabanne y Bang & Olufsen, entre otros.
Por cierto, si alguno se ha decidido ya a comprar, la tienda online de Pinel & Pinel aún no está funcionando. Aparatos así dejan claro que la electrónica de lujo, también existe.