miércoles, 6 de octubre de 2010

Mírame Pero No me Toques


Hay veces en las que una visita a una superficie comercial produce que una idea se pasee incesantemente por mi cabeza al son de mis pasos y vistazos a lo largo y ancho de sus pasillos, ¿acaso se esfuerzan en que no les compre?
Esta entrada inaugura un tema que se tornará pronto recurrente entre las líneas de este blog.
Como para la mayoría de los consumidores, es para mí una necesidad el probar determinados productos antes de adquirirlos. Esta realidad se me antoja tan obvia que no deja de sorprenderme la actitud de muchos vendedores a este respecto. Entremos en centro comercial cualquiera y vayamos a su sección de informática. Visualicemos nuestro objetivo, vamos a comprar un ordenador portátil.
Enfilando el pasillo dedicado a ordenadores portátiles, nos embriagamos de sus características. Cientos de gigas de disco duro, ingentes cantidades de gigahercios a los que funcionan impronunciables procesadores de incomprensibles características, pantallas tan grandes que nos hacen dudar de su supuesta portabilidad y pensar en nuestra espalda. Respiramos un momento, la información no debe abrumarnos, venimos informados de casa. Sin embargo, dudamos entre dos modelos y tan sólo la experiencia de verlos al natural y tocarlos, podrá sacarnos de dudas. Localizamos al fin los susodichos y descubrimos horrorizados que una sucia y rayada tapa de plástico, que parece haber servido en algún lugar de la carnicería y haber llegado hasta allí arrastrándose por el suelo del local, desluce el aspecto original de los aparatos e impide que los manipulemos con normalidad.
Existe otra situación igual de flagrante. Situémonos ahora en una tienda de telefonía de estas que tienen todos sus productos colgados de una pared. En esta ocasión queremos comprar un teléfono móvil. Ahora parece que sí podemos verlo y tocarlo todo con normalidad. Nos acercamos confiados de por fin poder salir de dudas manipulando los propios aparatos, cuando notamos que son réplicas de plástico o incluso de cartón. ¿Acaso estamos en un videoclub y son las cajas de las películas que alquilan? He llegado a ver como gente exige al dependiente que, cuando rellene con sus circuitos el suyo, no escoja uno de los rayados de la pared.
Tan sólo quiero comprar un producto sin tener que llamar a un dependiente que me clave los ojos e interrogue mientras lo manipulo, sin que salte la alarma de toda la tienda con sólo tocarlo y sin tener que leer carteles de no tocar. ¿Acaso no hay otras formas de seguridad? ¿Acaso no están diseñados sus productos para ser manipulados por sus clientes? ¿Acaso tendría que quejarme de esto en un concesionario de coches o en una tienda de ropa? Viendo a la gente arremolinada en torno a los stands de Apple, al César lo que es del César, no entiendo como no se dan cuenta.

P.D.: Sé que la señal que encabeza la entrada indica prohibido pasar. La he elegido porque si te imaginas que es alguien con la boca abierta, la mirada perdida y sólo pensando en abalanzarse sobre algo, queda mucho más gráfica que la de no tocar.

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