viernes, 11 de mayo de 2012
Hewlett Packard, Steve Wozniak y Steve Jobs
Publicado originalmente el jueves diez de mayo en la versión impresa del Diario Jaén.
Era el año 1971 y Steve Jobs, Steve Wozniak y Ronald Wayne andaban pensando en fundar una empresa que aun yendo a estar dedicada a la informática llevaría el nombre de una fruta, Apple. Resulta que Wozniak y Jobs tenían la intención de crear un ordenador con un precio lo suficientemente reducido y unas características lo bastante útiles como para hacer que hasta al más común de los mortales le resultara interesante su compra. Trabajaron en ello sin descanso hasta alcanzar la culminación de aquel proyecto en 1976. Cabe destacar que en los setenta los ordenadores eran gigantescos, muy complicados de usar y carísimos. Sólo los utilizaban grandes empresas para destinarlos en la mayoría de los casos a labores de contabilidad.
Steve Jobs estaba muy animado a propósito de todo aquello. Se creía escribiendo su nombre en la historia, y no sólo eso, sino encima haciéndolo en la parte dedicada a los buenos hitos, a los mejores incluso, a aquellos que impulsan a la humanidad muchos años hacia delante. Wozniak se terminó contagiando de toda aquella pasión que irradiaba Jobs y juntos pasearon sus muy, muy, muy precarios prototipos del Apple I, junto con sus pelos largos, sus descuidadas barbas, sus ropas gastadas y su absoluta inexperiencia en el mundo de los negocios, por los hábitats trajeados y engominados de los que por aquel entonces controlaban el mundo de la informática (que eran básicamente IBM y Hewlett Packard, esta última empresa también es conocida como HP).
Wozniak necesitaba algo de dinero para al menos poder vivir y aun sin lograr dejar de residir en casa de sus padres trabajaba por aquel entonces a tiempo parcial para HP. Su contrato decía que debía enseñar a esta empresa cualquier cosa que inventara. Si a la gente de HP les terminaba interesando un determinado ingenio, podrían ejercer sobre él un derecho preferente de adquisición. Un día sin más remedio Wozniak, muy a pesar de Jobs, tuvo que presentar el Apple I a los responsables de HP. Aunque aquel cacharro fuera el primer ordenador personal y terminara cambiando el mundo los de HP no acertaron más que a despreciarlo mientras decían burlándose de un atónito Wozniak, “¿Para qué quiere la gente un ordenador?”. Hoy Apple vale en bolsa algo más de veinte veces lo que HP (Apple incluso terminó comprando los terrenos de la sede central de HP en Cupertino para construir allí un moderno edificio de trabajo).
Hay veces en las que son los locos los únicos cuerdos. Sin una buena dosis de chalados, todo sería aburridísimo.
Publicado por
Daniel García Baena
en
17:14
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Etiquetas:
Hewlett Packard,
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