Publicado originalmente el jueves 24 de marzo en la versión escrita del Diario Jaén.
Hoy introduciré el concepto de interacción persona-ordenador (más conocido por sus siglas IPO o por su equivalente en inglés, human-computer interaction o HCI).
La interacción persona-ordenador se encarga de formar ingenieros en informática que centren sus esfuerzos y sus conocimientos en el desarrollo de buenas interfaces de usuario. La interfaz de un software es la que permite su manejo (los botones, los menús, las ventanas, etc). Es tan importante que una funcionalidad esté desarrollada, como que el programa dé acceso a la misma. Aunque pueda parecer trivial, el dotar de acceso en un software a una función determinada, no consiste tan sólo en incorporar un botón que la referencie. Debe estudiarse el contexto en el que se ofrecerá, para así encontrar la forma óptima en la que facilitarla.
Todos nos hemos enfrentado a algún software que, aunque no debería presentarnos una mayor complicación, se nos resiste y no conseguimos manejar correctamente. Es en este momento cuando debéis pensar en la interacción persona-ordenador, en los especialistas en esta disciplina e integrantes del proyecto que desarrolló la aplicación que os encontráis manejando. ¿Es por mi torpeza por lo que no hago funcionar algo? A veces sí, porque no siempre se desarrolla un software con la intención de que lo haga funcionar cualquier usuario, en ocasiones se espera de él una formación previa. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la respuesta es no. La culpa no es nuestra, es de los ingenieros encargados de la interfaz del programa.
Resumiendo, si un programa está destinado a vosotros y no conseguís usarlo correctamente, no asumáis vuestra culpa, no está bien diseñado. Comprad otro que realice la misma función pero sin complicaos la vida. Los especialistas en interacción persona-ordenador, no han hecho bien su trabajo.
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