jueves, 23 de septiembre de 2010

Oídos Sordos


Cuando se desarrolla un producto se estudian los escenarios en los que será utilizado y se valora su adecuación a dichas situaciones probando posteriormente variaciones que consigan mejores resultados en la mayor cantidad de escenarios posible. La infinidad de casos de prueba disponibles obliga a seleccionarlos en virtud de su relevancia. Esto último es una tarea que conlleva una gran responsabilidad.
No hace mucho tiempo, leí una noticia que ha demostrado acertadas mis impresiones acerca de la salud de los tímpanos de determinadas generaciones. En la misma se afirmaba que los jóvenes tienen cada vez más problemas de audición, y el hecho de que recientemente se trate este mismo tema a través de la agencia EFE, me preocupa y me vuelve ha hacer pensar al respecto.
Enlazando con el primer párrafo, opino que la responsabilidad de la que hablaba, se toma más a la ligera de lo que se debiera tomar. Para simplificar mi análisis, no hablaré de ruidos de obra o de potentes sistemas de sonido en coches y discotecas, hablaré de los auriculares que de fábrica traen nuestros reproductores musicales. Algunos recordarán que no hace mucho Apple y otros muchos fabricantes han ido incluyendo en sus dispositivos un mensaje que avisa al usuario de que una exposición del tímpano a determinados volúmenes puede provocar daños. Hablando claro, el citado mensaje viene a significar, el que avisa no es traidor y si te quedas sordo olvídate de intentar demandarnos.
Todo esto me recuerda al letrero que acompaña a las cajetillas de tabaco advirtiendo de sus contraindicaciones sanitarias, y es que el tema no es tan distinto. La de los decibelios no es más que otra adicción enfermiza. El ruido que nos rodea en nuestra vida diaria no deja otra alternativa que la de subir el volumen de nuestros reproductores, obligándonos a soportar una música a más potencia y haciendo que nuestra audición empeore y necesite progresivamente de sonidos más potentes.
¿Cómo obviaron los diseñadores el escenario de uso más cotidiano? ¿No repararon en nuestra salud? ¿Hacen caso omiso de las noticias? Me preocupa pensar que tal y como nos hemos acostumbrado a las gafas para los diversos problemas oculares, seguramente causados por el esfuerzo que la lectura (sobre cualquier soporte) nos obliga a realizar, lleguemos a acostumbrarnos a los audífonos. Ya me los estoy imaginando de todas las formas y colores y de las marcas más exclusivas. Señores responsables de seleccionar los escenarios más importantes, no queremos acabar sordos.

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